domingo, 25 de noviembre de 2012

ÚLTIMOS SOBREVIVIENTES A LA DESTRUCCIÓN TOTAL DE MEDELLÍN


Empecé a mover esta pieza un día después de la muerte de El Duke. La tenía refundida y en el anonimato la quería dejar. 

Me parecía una metáfora escatológica. Pero ahora creo que es pertinente, cuando asistimos a la destrucción de una ciudad. 

Y mientras emerge esa nueva Medellín, que hace sentir orgullosos a tantos, yo conmemoro entonces la destrucción de mi vieja Medellín:

ULTIMOS SOBREVIVIENTES A LA DESTRUCCIÓN TOTAL DE MEDELLÍN
Por William Zapata M. 

ACTO 1
Una banca en medio de la nada. Sobre la banca un adulto andrajoso, durmiendo despatarrado, y sobre el adulto un haz de luz que escasamente alcanza a iluminarlo a él y a la banca.  A la distancia vemos ruinas humeantes de edificios destruidos.

Al lado de la banca, un perro criollo durmiendo y, al lado del perro, un fogón de petróleo, con una olla a presión humeante. 

La escena simula un espacio exterior y de un cable de teléfono cuelga una luna artificial. Un bote de basura hace las veces de edificio. Debajo de la cabeza del hombre, un teléfono ochenteno hace las veces de almohada. El piso es un reguero de costales con cosas que insinúan adentro.

El hombre se despierta, incorporándose lentamente y mandándose las manos a la cabeza. El perro se despierta y mira al hombre, sin pararse, pero boleando la cola.

- Qué hijueputa vino tan maluco el que nos tomamos ayer, Firulai.

El perro sigue boleando la cola y clava la cabeza entre las patas delanteras. El hombre mira alrededor y se pone a escarbar en varios costales al alcance de la mano. De uno de ellos saca una jarra de jugo Tampico y se manda un sorbo a pico de botella y le sirve un poco al perro en una coca, al lado de la banca. El perro se avalanza sobre el jugo y se lo toma con desespero. El hombre mira la luna artificial y dice:

- Mira qué bella está la luna esta noche, Firulai.

El hombre se hecha hacia atrás y se manda otro sorbo de Tampico y se queda mirando a la distancia. De repente, se para sobre sus pies y se pone la mano en la frente, a modo de víscera, como divisando algo.

- Mira, Firulai, eso que viene allá.

El perro se incorpora y también se pone a mirar a la distancia, en coreografía, junto a su amo, hacia fuera de cuadro.

-Parece una persona, Firulai.

FADE OUT


ACTO 2.

El hombre andrajoso entra a cuadro, sosteniendo  a otro hombre quien difícilmente puede caminar. Los brazos del herido rodean los hombros del andrajoso y ambos llegan a los trompicones hasta la banca del andrajoso. El herido llega cojeando. Y se deja descargar con gusto sobre la banca. 

- Bienvenido a nuestro humilde hogar - dice el andrajoso - pobre y pequeño, pero con mucho amor, Mauro.

- Gracias a Dios me encuentro a alguien, vos. Pensé que iría a claudicar sin ver a nadie.

- Tengo Tampico y vino para ofrecerte. Te ofrecería frisoles, pero todavía no están (señalando la olla pitadora), ya va pa un día entero que llevan haciéndose.

- Vino, gracias.

El andrajoso saca una caja de Segú Olle de un costal, y se la tira al herido quien la abre con los dientes y se lava las heridas de la pierna con el vino.

En ese momento el cable de teléfono hala la luna y luego deja caer un sol igualmente artificial, el cual queda colgando sobre el herido y el andrajoso.

. Parece que hoy va a hacer otro día de calor - dice el herido, mientras mira el sol colgando del cable de teléfono.

- ¿Hace cuánto que venís  así herido?

- Desde que cayeron las bombas. Casi desde que pasó todo. 

- Bastante. Es un milagro que todavía estés vivo. He visto muchos, más alentados que vos, claudicar en meses, con heridas menores. Se nota que sos fuerte por dentro. Le has probado finura a los de las naves.

- Has visto a más gente? Yo vengo caminando hace más de tres años y no me he encontrado con nadie.

- Tres años, con ese pie así, es cosa de respeto. Por aquí hubo mucha gente que se salvó al principio, pero se fueron desplomando de a poquitos.
Solo quedamos Firulai y yo. Vos sos el primero en pasar por aquí en 5 años.

- Seguramente van a venir más. El mundo es muy grande.

- Y los de las naves, ¿tampoco te los encontraste?

- Ah, sí de esos sí, seguro.

Un viento empieza a soplar suavemente, varios periódicos arrugados se levantan del piso y luego se intensifica. Varios costales vuelan por el aire, los cabellos del andrajoso y del herido se alborotan. El teléfono sobre la banca empieza a sonar. Un fuerte destello de luz invade el recinto. Suena estruendo de huracán mezclado con efectos de nave espacial. En segundo plano suenan helicópteros viniendo a la distancia. Sonido de bombas cayendo. Herido y andrajoso miran hacia el cielo, fuera de cuadro, sus caras son iluminadas por el fuerte resplandor blanco. Firulai se esconde detrás de la banca. La luz blanca inunda el recinto y todo desaparece en ella.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El principio del fin

Me tocó resucitar este blog, pues si lo que está pasando en Israel no es el principio del fin, entonces qué es...

Después no digan...