sábado, 12 de enero de 2008

Un texto fuguetiano


Este es el Alberto Fuguet más soportable de los últimos tiempos. Ese que no es demasiado autoreferencial; este que no deja traslucir su inseguridad refiriendo vacías anécdotas de viajes, citando sus citadores; hablando de lo buen lector que es ó enfatizando en los factores que lo distinguen en relación a LA y lo convierten en un high-class-modern-writer. En fin, hace tiempos no le leía algo bueno.

SE REMATA: requiem x el Pedro de Valdivia
la semana pasada pasé por el PdV y nada, escribí esto y se lo envié a la Paula Escobar, a EL M.
Pensé q quizás era para el Sábado pero me gustó que apareciera en Wikén.
Quizás debería escribir más en el Wikén.
aqui va lo q se publicó hoy:


Wikén, Viernes 11 de enero de 2008

La última película
(Se Remata)

El tradicional cine Pedro de Valdivia será rematado. Alberto Fuguet revive la experiencia de los amantes de aquellos lugares más íntimos y personales y que hoy ya están casi extinguidos.

por Alberto Fuguet

El próximo martes 22 de enero, el cine Pedro de Valdivia se rematará. No tengo idea por qué no lo venden no más. Alguien me explicó que la esquina donde se encuentra el ochentero cine (Dios, cómo pasa de moda lo futurístico; qué mal envejece el color naranja) la ha querido "todo el mundo" y que, una vez que decidieron liquidarlo, optaron por rematarlo pues, "hay muchísimos interesados". Puede ser. Otra persona me dijo que el cine había quebrado, y por eso el remate. ¿Pero no pertenece a Chilefilms? ¿Está Chilefilms quebrado?

Lo dudo.

Pero por qué re-matar. Matar, asesinar, quitar la vida. Y dos veces. Re-matar. Es una palabra fuerte: rematar. Poco digna. No es lo mismo rematar que vender. En todo caso, el precio de partida será de 290 millones e incluye el mobiliario completo. La "ceremonia" será a las 11 de la mañana. Me dan ganas de ir. ¿Será dentro del cine o afuera, bajo el sol?


El otro día pasé por ahí y me llamó la atención el inmenso letrero: decía, con poco gusto y sentido del color, que se remataba. Me impactó, sobre todo pensando que dentro del cine seguían las funciones (Leones por corderos, de Redford, algo que me pareció sospechosamente literario e irónico). Pero digamos las cosas como son: hace tiempo que el Pedro de Valdivia parecía estar cerrado. Es como si la última función hubiera terminado qué rato, por ahí por el 2003. En un momento incluso pensé que se trataba de una suerte de tercera parte de Se arrienda (1). Pero no, era sólo un aviso. Un aviso grosero, pedestre, pornográfico, con todo a la vista.

Escribo esto no intentando detener el cierre y posterior demolición del Pedro de Valdivia. Escribo esto sin pena y con menos rabia de la que partí al sentarme frente al computador. He visto caer muchos cines, y supongo que ya estoy acostumbrado. Algunos existen, pero ahora son tiendas o banco o iglesias evangélicas (el Windsor, el Ducal, el Astor, el Real), y otros simplemente fueron exterminados de la tierra (el Las Lilas, El Golf hoy Ritz, el Las Condes). El cierre del Pedro de Valdivia, eso sí, no me sorprende, porque de alguna manera yo también, que soy cinéfilo y soy del barrio, ayudé a matarlo.

Vi muchas cintas en el Pedro de Valdivia, pero ahora que el Home-Theater está en tu Home no hace tanta falta ir al Theater. Empecé a averiguar entre personas, y todos me respondieron lo mismo: hace años que no iban a ese cine. Uno me dijo que a pesar de vivir a pocas cuadras, ahora iba al Hoyts de La Reina.


¿Por qué abandonamos al Pedro de Valdivia? ¿En qué momento? ¿Fue cuando el Líder, antes Almac, empezó a cobrar por estacionar, o cuando no dejó que los autos se quedaran ahí en las funciones de la noche? ¿Todo se reduce al estacionamiento? Quizás tiene que ver con la diversidad: el Pedro de Valdivia optaba por sólo una película y en tres funciones. Pero tampoco eso me parece una razón: yo, al menos, jamás he ido al cine sin saber qué deseo ver.

Uno debe hacerse cargo de sus actos. Yo también asesiné al Pedro de Valdivia. La última cinta que vi ahí, creo, fue "Ahora son doce", y antes ese comercial del horror chileno llamado Mujeres infieles. Pero eso no me traumó. Simplemente no fui más. Ahora estoy aquí, lamentándome o simplemente expiando la culpa, pues yo, entre muchos otros, matamos el Pedro de Valdivia, y ahora es demasiado tarde.

La duda ahora es: qué otro cine, si es que quedan, los cinéfilos vamos a rematar.

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